“Al alba que desvele el secretísimo velo de la noche humana,
cuando el cuerno del infierno duerma en la calvicie del tiempo”.
El petróleo yace en el texto, museo y su CO2 vuela lento;
es el tiempo del avión eléctrico,
la clorofila metálica le pide más cuota al sol y reluce el oro del desecho.
La generación espontánea en el tubo de ensayo resucita;
la fertilidad en su expresión mínima se sienta en el sapiencia pluripotente,
teólogos, legisladores, eticistas van por ahí… clonando sus vidas.
La odiosa entropía…, cautiva en el escritorio de la historia,
de tanta tinta derramada en papel mentiroso, neón en la pupila,
propaganda a etanol trasnochado con nicotina, faranduleo y caguinología.
La pesadilla radioactiva golpea la puerta del recuerdo por años logarítmicos,
una escoba biotécnica barre el borde de la tierra,
la sociedad científica controla la estupidez y el verdor de la vida,
la sensatez sobre la inteligencia.
“Verde que te quiero verde”, lo que dijo el XX su poeta: ¡triunfa!
Foto tomada desde: http://www.netambulo.com/2009/06/23/tecnofosiles-los-fosiles-del-futuro/