jueves, 23 de diciembre de 2010

La Casa de Barro


Inmersa en el paisaje, templado por rocas y piedras,
yermo, y bordado por escasas y amontonadas esencias de la naturaleza.

Al lado, (como diciendo aquí estoy yo)
de esa bajuna huella de asfalto
que quebraja y hiere a la comarca entera.

En el sitio exacto sin quitar o negar,
te levantas como insignia de la técnica
de una herencia ya muy vieja.

Casa blanca de barro y armoniosa totora seca,
emerges como baluarte de la obra humana,
perfecto y valioso, articulados,
¡embrujo tras la jornada de trabajo!

Por dentro, son tus paredes decascareadas
las que me protegen en su intimidad
de toda fuerza ajena.

Concéntrica estructura de techo, desnudo, sin cubrecielos.


Todo lo escrito aconteció subrayado,
gozoso, escueto,
propenso al recuerdo.







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